Pues quitándonos el antojo de algo bien grasoso. Compramos unos huesos, los cocimos varios minutos a baja temperatura y del centro sacamos esta especie de gelatina que se deshace en la boca, la pusimos en unos platos que aun no devolvemos a nuestra marchanta de las quesadillas, por eso le damos su crédito. No se necesita mucho para quitar un gran antojo, mientras tengamos tortillas y sal, ya la armamos.
Tortilla, sal,cebolla, chile verde, flor de nabo y tuétano, todo sobre los platos de la señora de las quesadillas.
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