A estas alturas del invierno llegan días calurosos parecidos a los días en el desierto, o tal vez en el infierno. Cambios de clima muy raros, temporada extraña. Las mandarinas cumplieron su función de llenarnos de vitamina C durnate el frío del invierno, este año la producción del cítrico fue enorme. Aún quedan rastros de ellas en las esquinas de las calles chilangas, su olor inconfundible, que se detecta cuadras antes nos recuerda las posadas pasadas. Nosotros felices.
En el taller FmalDiablo tuvimos fiesta de mandarinas. Nuestro panadero tenía pan del día anterior y gustosos hicimos ese postre que tanto les gusta a nuestras madres y abuelas: postre mestizo desde el migajón a la costra.
Torrejas remojadas en crema de mandarina, helado de mandarina y mandarina en dulce de piloncillo.
Decidimos compartirlo con las hormigas de nuestro jardín, se pusieron contentas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario