Un viaje nos llevó a Irapuato, la pasamos bien con estudiantes de cocina, y además nos llevamos esta linda historia contada por Alejandra Arellano, los datos fueron recopilados del archivo histórico de la ciudad de Irapuato.
Acá dejamos la foto e ilustración del tamal de fresas que hicimos por febrero
Irapuato
es conocido como la capital mundial de las fresas, pero ¿cuál fue el
origen de este emblemático producto? Resulta que las fresas fueron
importadas de Francia a México en 1849, don Nicolás Tejeda las trasladó a
la ciudad en 1852, trajo poco más de veinticuatro plantas, que
permanecieron como objeto de curiosidad hasta el año de 1858, pues nadie
sabía cultivarlas. Se cuenta que ese mismo año una persona adquirió
treinta plantas de fresa a precio de oro, las cuales, a pesar de ser
cultivadas de manera primitiva, dieron una pequeña cantidad de frutillas
con las cuales se elaboró la primera nieve de fresa en aquel Estado. En
1980 se hablaba con admiración de la exquisitez y abundancia de las
fresas de Irapuato, calificadas como “las mejores de toda la república”.
Su difusión y fama estuvieron relacionadas con el ferrocarril, ya que
hubo un servicio especial que hacía envíos en cantidades reducidas. En
ese tiempo comenzó la exportación de fresa a Estados Unidos; en 1983 un
periódico de la ciudad de México informaba: “grandes cantidades de fresa
han estado comprando en Irapuato algunos texanos que comercian con toda
clase de frutas. Según el decir de estos, las fresas de Irapuato son
tan dulces y de exquisito gusto que no hay en todo el estado de Texas,
ni en todo el norte fresas que las igualen”. Así en la última década del
siglo se le empezó a llamar a Irapuato Fresatlán.
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