Cerca de los rastros es común encontrar fondas o puestos donde venden partes de las reses ya cocinadas, también es frecuente elegir las piezas más económicas para poder ofrecer un plato abudante y rico al cliente que se sentará esa tarde a comer a buen precio.
Entre esas partes está la cola de res; una larga tira de vertebras envuelta en carne corriosa pero de sabor intenso, se prepara en sopas, adobos y hasta desmenusada es buena para un salpicón.
Conseguimos un pedazo de cola que cocinamos un largo tiempo a baja temperatura, quemamos chiles para hacer un adobo negro, acompañamos con aceite de guajillo y aceite de hierbabuena, hojuelas del chile seco, cebolla morada, chile habanero y hojas de verdolaga. La recomendamos con un vaso grande de agua de jamaica.